La propuesta se basa, particularmente, en lograr que cada espectador, como sujeto, desarrolle la capacidad de interpretación, cada vez que ante él, se encuentren imágenes y palabras, proporcionando numerosos niveles de vinculación entre ellos. Pensando siempre que cada uno de estos signos posee variados significados en relación al significante propuesto, diferencias que se deben a la influencia de factores contextuales y que llevan a realizar numerosas lecturas de lo que se percibe en un momento dado. Pierce sostiene que, “los significantes adquieren significado adecuado solamente por la intervención contextual. A la luz del contexto, se reaniman, por medio de clasificaciones y ambigüedades sucesivas, que nos remiten a un determinado significado, pero al hacerlo se nos aparecen otras posibles interpretaciones”.
Por otro lado, al percibir cierta imagen, sentimos la necesidad de describirla ante la presencia de otro sujeto (persona), descripción que, en la mayoría de las veces, es realizada con palabras, las cuales a veces, resultan no tan abarcativas, como así también éstas pueden ser muy diferentes a las utilizadas por otra persona, en presencia de la misma imagen.
En ocasiones, ante este interés descriptivo se presenta una insuficiencia, una ausencia o falta, algo que no permite que lleguemos a la totalidad de lo que queremos decir, dicho de otro modo, a aquel significado que cada uno cree verdadero y único, generando en cada uno de nosotros una necesidad de encontrar ese algo que nos permita conseguirlo. Claro está que cada una de estas descripciones, significados, asociaciones, etc., que expresamos, están fuertemente influenciadas por el contexto desde el cual los emitimos. Por lo tanto, la acción de describir, no solo nos lleva a adjuntar un mensaje secundario a lo que percibimos, inexacto o incompleto, si no que al hacerlo, cambiamos de estructura, es decir, percibimos una imagen (estructura visual) y describimos con palabras (estructura lingüística).
Estas nuevas posibilidades, producidas por esta falta de palabras o de imágenes, (ya que se puede dar la misma situación a la inversa), nos dicen que no existe un significado total, sino que hay un abanico de asociaciones que son validas, y que de alguna manera dependen de la persona, lugar y contexto desde el cual se manifiesten. Teniendo en cuenta de que toda imagen es polisémica. Por lo tanto cada uno tiene la posibilidad de elegir y descartar aquello que no considere adecuado, o no satisfaga.
Barthes dice que para cada sistema de significantes corresponde un cuerpo de significados, que implica por parte de cada lector, saberes diferentes, lo que nos permite entender por que cada lectura, descripción, definición, etc., son distintas según el emisor, por lo tanto, en cada unos de nosotros, coexisten varios cuerpos de significados, los cuales están ahí esperando a ser seleccionados o descartados. Es decir que cada signo que percibimos no posee una única interpretación, una vez mas depende del contexto y del emisor.
Por otro lado, Lacan analiza “a la significancia en términos de articulación entre significantes que producirán efecto de significado: entendiendo al significante como aquel que no posee significado, si no que se define por la relación y diferencia con otro significante”. Para él,”el significante implica que no hay nunca una significación completa, para el individuo siempre falta un significante para poder significarlo todo”.
TIERA
fibrofácil, transfer, vasijas de vidrio y tierra.
tamaño: 1.00x 1.00 x 1.00 mts.
AIRE
cuatro varillas de pino de 5mm.
acetato .
transfer.
primera base, fibrofácil . tamaño: 1.1.00x 0.30x 0.40 m.
segunda base: fibrofacil. tamaño : 0.30 x 0.40 x 1.00 m.
FUEGO
fibrofacil, varillas de pino 4mm, transfer.
tamaño 1.50 x 1.25 m.
AGUA
medidas 0.50 x 0.30 cm, segundo cuerpo de 0.30 x 0.30 cm, vidrio 0.20 x 0.20 cm
